Nos gusta tanto estar conectados a la red que un dispositivo no es suficiente; día a día utilizamos distintos aparatos, herramientas, "cosas", que si pudieran estar conectadas, nos ofrecerían nuevas formas de obtener resultados. Por ejemplo, una casa inteligente, las cerraduras, la iluminación, las ventanas, los electrodomésticos, etc.
Hay un concepto que busca no solo conectar cosas, sino unirlas de tal forma que todo funcione en relación a tu beneficio, a tus necesidades, que se adapte y aprenda, que solucione y prevenga: el Internet de las Cosas.
Esta tendencia tomó tanta fuerza que ya no solo busca conectar lo existente, sino crear de cero, a través de ingeniería y diseño, nuevos productos, accesorios, herramientas que nos transmitan y devuelvan datos por medio de una conexión a la red. Por ejemplo, los materiales industriales, conocidos como IIoT (Industrial Internet of Things), que de acuerdo al reporte realizado por Navigant, los servicios, software y IoT, excederán el trillón de dólares para 2027.
Con el Internet de las cosas, se busca solucionar problemas de manera más rápida, reducir riesgos, mejorar la experiencia al cliente y eficientar procesos. Por ejemplo, en el fútbol se puede determinar si hay gol, en función de si la pelota cruza la línea de la portería a través de sensores conectados a una red, sin depender del criterio de una persona. En cuestión de salud, las famosas pulseras pueden medir múltiples funciones para ayudarte a mejorar tu bienestar. En el hogar, puedes encender y apagar las luces de tu casa de manera remota o que el sistema de calefacción determine si es conveniente encenderse para mantener la temperatura de la casa.
Y así como estas aplicaciones, podríamos mencionar miles, pero antes hay que reconocer que tendremos un reto por la facilidad con la que los objetos se conectan y captan información sin restricciones ni seguridad. Por ejemplo, en una cadena de suministro es muy importante proteger la información que recolectan los diferentes sensores conectados a la red, porque se podrían adentrar en problemas de fraude o pérdida de mercancía.
El futuro del IoT no lo encontramos en el aumento en la cantidad de dispositivos conectados a la red, sino en la reducción de problemas. Comenzando por unificar los distintos dispositivos para crear un ecosistema, como la idea de una Smart City, donde todo esté conectado apoyando en temas de seguridad y transporte, agilizando el tráfico en las grandes ciudades, disminuyendo la contaminación, manteniendo alta la seguridad en todas las calles, entre otras. En el sector salud, se esperaría que aún más aparatos estén conectados a una misma red que puede otorgar y generar una mejor experiencia para el paciente y una gran ayuda para los médicos, para poder llegar al punto en el que ya no se espere el paciente a tener los síntomas, sino de manera inteligente prevenirlos, con el análisis de la información generada por el IoT.
Sabemos que esta tecnología se encuentra actualmente en desarrollo y llegaremos a verla implementada en formas que actualmente no creemos: como la ropa que nos monitorea constantemente, una almohada para analizar nuestra etapa de sueño, la correa de nuestras mascotas para entenderlas mejor, etc. La clave del IoT está en la forma en la que cambiará el análisis de los datos ya que nos ofrecerá información completamente nueva o la oportunidad de analizar datos para encontrar la solución a problemas que nunca antes pudimos resolver.